9.9.09

Ya van 49 días de no dirigirnos la palabra, van más de 49 que intenté hablarte (pero el orgullo fue más fuerte), más de 49 veces son las que pienso en vos cada día, más de 49 veces me arrepiento de haberlo hecho, más de 49 veces quise volver el tiempo atrás para poder arreglarlo y ahora estar bien, más de 49 veces me replanteé como hablarte, hace 49 días que te extraño y cada día que pasa te extraño más. Es inútil pensar el "Qué hubiera pasado si..." porque lo hecho, hecho está y no hay vuelta de tuerca. Vos, más que nadie me conoces, y crees que esto es lo mejor para mi, para olvidarme de vos; pero a veces te equivocas, esto es peor que cualquier cosa que podrías haberme dicho. Porque como bien dicen, "la indiferencia mata" y esto, me está matando. Lo que no mata te hace más fuerte, ¿Estaré convirtiéndome en un peleador de lucha libre después de esto? Qué tan fuerte puedo ser, qué tan débil quiero ser. Al débil siempre lo consuelan, porque suele perder. ¿Pero al fuerte? Cuando gana todos lo admiran, lo halagan; pero si pierde, si falla, el mundo se aleja, se separa y el fuerte se convierte en débil. Temes ser débil, por el qué dirán, y si después de la lucha te convertís en un débil, ¿Qué problema tenes? Por lo menos afuera del ring te espera otra débil que te quiere de verdad, que aunque ganes o pierdas siempre va a estar, que le importa un carajo lo que piensen los demás (de vos, de mi, de cualquiera) Pero después de todo ¿Tanto te cuesta admitir que sos tan culpable como yo? ¿Qué te costaba, pensarlo cinco minutos y decirme antes lo que te pasaba? No te estaba pidiendo que te subas a un caballo blanco, te vistas de traje azul y cabalgues hasta la puerta de mi casa para rescatarme del terrible castillo. Solo pedía un poco de sinceridad, de franqueza. Sé que no lo iba a recibir con la mejor cara de feliz cumpleaños, iba a doler (y seguramente menos que ahora) pero iba a estar privada de algún pensamiento incoherente que surgiera después, que diera fruto a lo que podía llegar a hacer. Cuesta creer, cuan frío podes llegar a ser a veces cuando con otras personas reflejas una felicidad superficial que hasta el más ingenuo nota que no es verídica. No tengo qué reclamarte, trato de hacer lo mismo. Pienso, imagino, espero que si por lo menos muestro una alegría efímera vas a volver a la rutina de hablar y reírte conmigo. Aunque si tan solo por un instante no te molestara tanto que no te acepten por como sos y verte libre de críticas u opiniones; tener el valor, "huevos", para decir lo que sentis y lo que pensas (por más duro que sea). Que de tu boca salga alguna palabra pronunciando mi nombre amablemente (no indiferente y frío como ahora). No me importa si es para discutir, para tirar cartas que juegan en contra, para plantear un problema de lo que sea, me basta con escuchar tu voz tratándome bien por una fracción de segundo. Me basta y me sobra, para seguir peliandola.



Los que se pelean, ¿realmente se aman?

1 comentario:

Barbie dijo...

te amo, aunque no sepas contar